domingo, 27 de diciembre de 2015

In my veins

Alzo mi copa, y brindo. Brindo por este año tan increíble del que me despido. Brindo por los sueños, los amigos, las esperanzas, las risas, los recuerdos. Brindo por todas las experiencias y enseñanzas que he conseguido este año. Un año, digno de rememorar. Un año, que me da pena dejar atrás.

Alzo mi copa, y brindo. Y brindo por todos. Por los que estuvieron al inicio, y ya no están. Por los que se quedaron a mitad de camino entre mi olvido y mi memoria, entre mi amistad y mi desconocimiento.

Alzo mi copa, y sonrío. Porque cada año, pongo el punto de mira en ese nuevo año que comienza. En ese capítulo de mi vida que va a empezar, olvidando el que acabo de terminar. Pero hoy, hoy no es así.

Hoy abandono un capítulo, que me desgarra el alma. Abandono un capítulo que se ha convertido en el favorito de mi vida. En el capítulo que releería una y otra vez y jamás me cansaría.

Hace tiempo, si me hubiese ocurrido lo que en este gran año, hubiese llegado hasta este día con pena porque todo acabó. Pero ahora, esta nueva persona que soy yo, solo puede mantener una enorme sonrisa por todos ellos. Por toda esa gente que me devolvió la vida, por todos esos recuerdos, que se reproducen vivos en mi mente, por todos esos sueños que he perseguido, y he logrado.

Alzo mi copa, y lloro. Porque por momentos vividos así, puedo entender lo magnífica, intensa, y profunda, que puede llegar a ser la vida. Lloro, porque se han incrustado en mis venas personas que lo han significado todo, aunque la vida nos haya apartado. Lloro, porque es el primer año desde que nací, en el que dejo atrás un año sin una persona que me vio crecer.

Lloro, de felicidad. De agradecimiento, a quien sea. A quien sea que me ha dado la gran oportunidad de vivir. Y le agradezco, la oportunidad de despedir otro año más. Le agradezco, el estar aquí, viviendo, como se supone que tienes que vivir. Con una sonrisa en la cara, los pies en el suelo, y la cabeza en el aire. Le agradezco el haberme iluminado de la forma en que lo ha hecho. El haberme sacado de ese pozo en el que estaba, para terminar brillando de la forma en que lo hago.

Hoy, hace un año que alcé mi copa. Y no deseé que fuera mi mejor año. Simplemente, en ese momento, pensé dónde estaría hoy, Y nunca hubiese acertado. Jamás me hubiese imaginado la carrera, la ciudad, los amigos. Nada. No me hubiese imaginado nada de lo que ha ocurrido este año.

Solemos reservar ese momento con la copa alzada y los sueños girando, para imaginar todo lo que nos va a pasar en ese nuevo año. Un consejo, no lo hagáis. Simplemente, pensad: brindo por el nuevo año, por lo que sea que me va a deparar.
Porque creerme, la vida te puede deparar cosas, que tu no eres capaz de imaginar.

Así que este 31, alzaré mi copa, sonriendo, llorando, soñando, recordando. Y brindaré. Por la vida tan increíble que he logrado. Por el mejor año, sin duda. Por el peor año, de dolor.

Brindaré, por todos vosotros. Los que me llegasteis tan hondo, que estáis corriendo por mis venas.