martes, 31 de enero de 2017

No conocerse a uno mismo es la peor sensación que puedes tener. No saber qué quieres, ni cuando lo quieres. No saber si el siguiente paso que vas a dar es el correcto, si te hará feliz.

No saber qué te hará sentirte bien contigo misma.

Sé que no quiero estar aquí.

Sé que no quiero perder dos años, ni uno. Y no es exigencia, no es capricho, no es inconformismo. Es un fallo. Un fallo demasiado grande que no me perdonaría. Conocí alguien que lo hizo, un alumno tan perdido como yo, tan exigente como yo. Y dijo que no se perdonó haber dejado su carrera hasta seis años después. Es decir, hasta hoy. Porque ha triunfado, y lo ha hecho en lo que quería. Encontró su camino después de haber abandonado el que llevaba. Pero nada me garantiza que a mi me pase lo mismo.

No me veo capaz de seguir estando aquí, haciendo lo que hago.
No me veo capaz de volver allí, sin saber que hacer. Habiendo fracasado.
No me veo capaz de irme a otro lado, abandonando todo otra vez.

Alguien me ha dicho si merecía la pena. Si de verdad era la carrera lo que fallaba, o si era el estar aquí. Y no sé que responder. Vine aquí para encontrar mi sitio, para alejarme de allí y conseguir independencia y ser quien soy. Para encontrar la amistad, el amor y la aventura. Y todo lo he encontrado, pero no desde aquí. Y ahora me tira todo tanto.
Es como tener una cuerda tirando del corazón, y estar alejándome de él.

Me da miedo admitir que me equivoqué. Me da miedo admitir, que me estoy equivocando. Y sobre todo, por encima de cualquier cosa, me da miedo volver a equivocarme.

Me da miedo admitir que he encontrado la felicidad con él y me estoy volviendo incapaz de encontrarla en cualquier otro lugar. Soy incapaz de disfrutar lo que tengo a mi alrededor, porque solo quiero estar en un lugar, con él. Y me odio por haber generado esta dependencia tan grande, dejando de lado todo lo que me ha importado hasta ahora. Amo cada cosa que hacemos, y a él. Pero no saber si estoy dispuesta a dejar mi carrera por él. No saber si me planteo volver, por él, por ellos dos. Me duele. Me duele porque yo nunca he querido ser así. Quiero depender, quiero seguir queriendo como lo hago. Pero quiero poder estar feliz si no estoy cerca, o si hago algo para mí. Supongo que esto es el precio que tengo que ''pagar'' por querer de esta forma. Lo que más feliz te hace, lo que más daño te hace si no está.

Quiero escoger, por mí. Para mí. Y no puedo. No soy capaz de desligarme, y tampoco sé si quiero. Ni de él, ni de mi casa, ni de nada que me haga sentir el hogar.
Me has preguntado, si compensaba. Pensaba que después de decirte esto me dirías que necesito depender menos. O que viva un poco más mi vida. Pero me has dicho que si me compensaba dejarlo todo por él. Por mi casa. Por sentirme segura y tranquila y en mi casa. Por mi familia.
''Si compensa, entonces no te vas a arrepentir''.
Y sí, me compensa. Me compensa irme ya si significa que voy a poder sentarme en mi sofá, y voy a poderles ver más de tres días, y voy a poder abrazar a alguien más a parte de mi misma.
Pero no saber si alguna vez me perdonaré el haberme fallado de esta forma. No saber si acertaré en la carrera, si encontraré el trabajo que quiero, si me daré cuenta de que en realidad si estudio lo que quiero y no me había dado cuenta.
No saber nada de esto, me hace tener demasiado miedo.
Ojalá alguien me dijese, solo por una vez, haz esto. Serás feliz. Ojalá alguien me indicase algo. No todo el camino, solo una señal.
Una señal de que todo irá bien, pase lo que pase. Haga lo que haga. Esté donde esté.