No sé a qué estoy esperando. Quizá a tenerlo suficientemente claro, y alejarme de ti. Quizá a dejar de intentar sacar siempre algo bueno de esta amistad. No sé que quieres de mí, sinceramente. No sé que quieres que haga, cómo quieres que me comporte. Durante meses sólo he intentado ayudarte, solo he intentado hacerte feliz y no herirte. ¿Y tú me lo pagas así? Sé lo que es enamorarse y que no sea correspondido, a todos nos pasa, y todos somos capaces de pasar página y no pagarlo con los demás. Yo no tengo la culpa de que te sientas así, de que pienses que este mundo es una mierda. Y sin embargo, cuando estoy contigo, solo puedo pensar que soy yo la culpable. Porque tú me haces sentir así. Porque me haces sentir como si yo solo fuera esa mierda que tienes como amiga y a la que puedes tratar como te venga en gana.
Eres tan sumamente borde, me dices cosas tan hirientes, como si yo no te importara, como si solo fuera de usar y tirar. Sé lo mucho que me quieres, lo mucho que me has querido. Pero a veces pienso que también me odias.
Estoy cansada de que me estropees las semanas, los días, haciendo montañas de granos de arena.
¿Qué es lo que no puedes aceptar? ¿Que a mí me guste otra persona? ¿Que no te quiera de la misma manera? Pues lo siento, es lo que hay, y lo que ha habido siempre. Nunca te engañé, nunca te dije que yo quería estar contigo. Te acercaste a mí porque quisiste, y yo me acerqué a ti porque siempre hemos sido amigos y no quería perder esa amistad.
Pero ahora me fijo en lo mucho que hemos cambiado, en que ya ni tú ni yo somos como solíamos ser, y me pregunto que es lo que nos mantiene unidos. Tú no eres, créeme, y yo ya estoy cansada de intentar arreglar cada pelea.
Me prometiste que lo dejarías, que ya no serías así más. Pero te miro, y creo que esa frialdad que tienes conmigo, es tu nuevo carácter. Te dije que estaría para ti en las buenas y en las malas, y será así siempre. Solo que ya no esperes que vaya yo a buscarte, porque me he cansado de ser tu juguete. Búscate a otra a quien tratar mal, a quien insultar y no pedir perdón, a la que hacer llorar y no darte cuenta del daño que le haces. Porque yo ya me he cansado de que me culpes de cosas que no tengo la culpa.
Lo siento, pero esta vez si me quieres, me tendrás que buscar.
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