Huir. Algo tan sencillo como sobrecogedor. Algo que nos persigue y no nos deja escapar.
Todos queremos huir en algún momento, todos queremos borrar esa vida que hemos llevado, y pasar tiempo solos, alejados de todo lo que nos ha dañado.
Llegado el momento, eso de lo que intentamos huir, se apartará de nosotros, o seguirá a nuestro lado haciéndonos más fuertes, felices incluso. Pero si huimos, si echamos a correr porque estamos perdidos, si dejamos todo atrás, con la esperanza de que llegado el momento, podremos volver, lo más seguro es que dejemos de ser quien éramos, y perdamos todo lo que solíamos tener.
Puedes huir si quieres, si lo necesitas, vete. Lo único que te pido es que pienses, en todo lo que ha pasado desde hace un año. No somos los mismos ¿verdad? Pues imagínate si tardas otro año en volver, piensa en todo lo que habrá cambiado.
El tiempo no pasa por nosotros como por todos los demás. Somos jóvenes, intentamos encontrarnos a nosotros mismos, y nos apoyamos en gente para ello.
Por eso, no te prometo que si llegado el momento te vas, cuando vuelvas, todo será igual. Sí, siempre me tendrás, solo que quizá cuando puedas volver a mirarme a la cara como tú dijiste, yo sea alguien completamente diferente, y de nuestra amistad solo quede un vago recuerdo que el tiempo a borrado.
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