domingo, 14 de junio de 2015


La pregunta que te estés haciendo ahora mismo puede ser: ¿por qué me escribe una carta? Y mi respuesta es: ¿por qué no?
Lo cierto es que en la entrada anterior, os dedicaba una frase a cada uno poniendo por qué quería seguir abrazándoos. Y quería poner más sobre ti. Quería decirte más cosas. Así que creo que no tengo que tener una razón profunda para escribirte una carta como que sea tu cumpleaños, o tu santo. Creo que no hay razón más profunda que el sentir que quiero escribírtela.
Pienso en el futuro, mucho, mucho. Todo el tiempo. Y pienso muchísimo en ti. En todo lo que eres para mi. En todo lo que te necesito, aunque a veces me distancie, aunque a veces no lo demuestre, aunque a veces lo olvide. Lo cierto es que me asusta. Me asusta que empiece un nuevo año y no tenerte para llamarte y comentar los nuevos profesores. O el no verte cada día. Me asusta perderte. Aunque prometamos que no, aunque perjuremos que la vida no nos va a hacer eso a nosotros, me sigue dando miedo.

Quiero abrazarte, y seguir abrazándote, porque cuando lo hago, siento que tú eres mi hogar.
Mi hogar. Solo mi padre y tú me hacéis sentir eso. Es la mayor seguridad del mundo. Me siento como cuando eres pequeña y te caías,pero un adulto te cogía y tu creías que ya estaba todo bien.
Cuando te abrazo, y aspiro tu colonia, que tanto me gusta, o que tan bien huele sobre ti, o no sé, me siento en casa. Es como ese olor que recuerdas de cuando eras pequeña, de una comida en especial, de algo que marca tu casa.
Cuando te abrazo, siento que lo he hecho tantos millones de veces que mi cuerpo ya se amolda a ti. Que sé dónde voy a sentir tus huesos, dónde blandito, dónde suave. Y amo esa sensación.

Jamás te he agradecido todos estos años, todos los malos momentos, todos los buenos, todos los secretos compartidos y todos los que no han sido dichos. Ni siquiera puedo pensar en ti como una parte de mi vida. No, tu eres mi vida. Igual que lo soy yo, o lo es mi padre, o lo es mi tío. Si eres una parte te puedes ir, te puedes salir del puzzle. Si tu mismo eres el puzzle, no puedes separarte.

Sé que no todo han sido caminos de rosas en esta amistad. Sé que no lo he hecho sencillo muchas veces. Pero siempre seguiste ahí. Y yo quiero seguir ahí siempre para ti también. Porque cuando estoy realmente mal, solo me apetece hablar contigo. Cuando no sé que decisión tomar, tu voz me tranquiliza, y te miro a los ojos, y sé que tú me conoces como nadie lo hace. Y sé que yo te conozco.

Muchas veces lo he dicho, eres mi hermana. Por como me haces sentir. Por los recuerdos que me has dado. Por el tiempo que hemos empleado juntas. Por todo. Porque te lo has ganado. Pero desde hace tiempo, cuando pienso en que puedo irme, y dejar mi hogar, pienso en mi casa, mi cama, mis libros, pienso en mis tardes con mi padre, en mi habitación, y pienso en ti. Y nunca me había dado cuenta, de que tú eras eso para mi, un hogar.

Te quiero.


No hay comentarios:

Publicar un comentario