viernes, 26 de julio de 2013
A real life
No tengo razones para quejarme de esta vida. Y sin embargo, lo hago. Me quejo de esta vida, de esta historia de amor que todavía no ha sido escrita.
Toda mi vida me he dedicado a leer sobre historias de amor que te cortaban la respiración con sus personajes, con sus palabras. Me hacían soñar despierta, desear ser como ellas, desear esa vida de fantasía llena de licántropos, vampiros, chicos que mueren por ti.
Antes era mi sueño, ahora es mi realidad. He idealizado tanto esas historias, que cada vez que leo me parece que esa protagonista me está robando mi vida.
Siempre he creído que si estaba feliz, mi príncipe azul no vendría a sacarme y llevarme a una vida mejor. Por ello, me esforzaba en ver lo malo de esta vida, me entristecía a mi misma, creyendo que así, encontraría mi verdadera felicidad. Encontraría al chico de mi historia.
Todo son palabras que solo quedarán en mi mente al final.
Ya no sé como ser feliz durante mucho tiempo.
Me han gustado tantos chicos que pierdo la cuenta. Bueno, ¿gustar? No creo que sea la palabra, ya que duraba muy poco. En cuanto me daba cuenta de que ese chico no era un hombre lobo, un vampiro, un ángel, mi mente divagaba sobre si habría otro chico que pudiera serlo. Ahora, me miro al espejo y me pregunto si alguna vez seré capaz de sentir verdadero amor, si seré capaz de conformarme con mi historia de vida real y olvidar esos cuentos de fantasía que solo contienen princesas inventadas.
Ya no quiero el cuento, ni el libro, ya solo quiero una vida real.
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