Me habría gustado sentirte entre mis brazos, abrazarte y decirte todas esas palabras que llevaba preparándome durante semanas y que solo han girado en torno a mi cabeza. Sin embargo, solo te pedí una foto. Durante unos segundos, te sentí junto a mí, sonriendo a una cámara que dejaría este recuerdo para cuando mi memoria fuera demasiado vaga para recordarlo y llenarlo de vida.
Ahora solo puedo sonreír mientras sujeto la foto, un simple papel que me transporta a otro lugar.
Te fuiste, yo me fui. Dejamos cerrada una puerta demasiado pasado para volver a abrirla.
No lloré, pese a todo lo que dejaba atrás. Entiéndelo.
Nunca me dolió irme, me dolió que no me detuvieras.
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