Es extraño lo que estoy sintiendo por ti. Sé que si tuviéramos más tiempo, caería incondicional e irrevocablemente enamorada de ti. Solo con un poco más de tiempo, yo sería tuya. Pero no tenemos tiempo. En menos de dos semanas, nos diremos adiós. Adiós, para siempre. Jamás volveré a saber de ti, ambos lo sabemos.
Es gracioso que el destino me haya hecho fijarme en ti, justo en este momento. Hemos estado trece años juntos, y sin embargo, tenía que fijarme en tu preciosa mirada, o en tu sonrisa que me ilumina, justo ahora.
Hay alguien ahí arriba que disfruta mucho con mis historias de amor, desde luego.
No sé que hacer, no sé que decir. Tengo ganas de llorar, de gritar, de frustrarme cada vez más porque quiero estar más tiempo contigo.
Nunca te lo había dicho, pero me da miedo perderte. Me asusta que te vayas y no recuerdes siquiera mi nombre. Sé que tú nunca desaparecerás de mi mente, pero sé que yo si lo haré de la tuya, y por eso, me angustia saber que recordaré, pero no seré recordada.
Has hecho mucho por mí, no sabes cuanto me has ayudado sin proponertelo.
Creo que en el fondo, siempre he estado junto a ti. Siempre te he mirado en secreto, siempre te he adorado como nadie lo ha hecho por mí. Por eso, puedo decir que eres una de las personas de las que más me alegro de conocer. Estoy encantada de haberte conocido.
No quiero que acabe, no quiero dejarte ir ¿lo entiendes?
No quiero quedarme sola, llorando en una oscura y silenciosa noche, mientras susurro tu nombre, porque sé que ya no volverás.
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