La perfección, me hablaba de la perfección.
Hay un eco constante en la sala, una sombra que me persigue constantemente.
Supongo que cuando te sientas ahí, y te das cuenta de dónde estás, te planteas la insistente y preocupante pregunta de ¿cómo he llegado hasta aquí? Y quieres retroceder, quieres volver al momento en el que todo comenzó, pero no puedes recordarlo. ¿Por qué? Porque seguramente, siempre fue así, solo que nunca se había manifestado. Y sin embargo, me gustaría volver atrás, aún sabiendo que no puedo arreglar cómo me siento, si podría arreglar cómo actué. Hay tantas cosas que no haría.
Retrocedería al primer momento en que me miraron y me insultaron. Cogería cada palabra, y la desecharía en vez de mantenerla en mi mente, en vez de quedarme quieta ahí, dejándoles hacer lo que quisieran.
Escucharía tus quejas, y te pondría una sonrisa autosuficiente, de esas que te hielan el alma, y te diría, que siento no ser tu hija perfecta, pero que me he cansado de ser la diana de tus quejas.
No escucharía tantas cosas...ni leería otras tantas....ni escribiría algunas de ellas. No sé. Todo habría sido distinto. Sí, quizá no sería como todos quieren, pero ¿acaso soy ahora lo que quieren? No cumplo las expectativas de nadie, no soy suficiente para nadie, nunca lo he sido y nunca lo seré. Porque alguien así, no puede ser más que una historia con final en la vida de alguien.
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